EL SACRAMENTO DE LA RECONCILIACIÓN
Es el sacramento instituido por Jesucristo para perdonar los pecados cometidos después del Bautismo.
La Confesión es el sacramento en el cual, por medio de la absolución del sacerdote, recibimos el perdón de nuestros pecados si nos confesamos arrepentidos.
La Biblia dice:
Reciban el Espíritu Santo. A los que les perdonen los pecados, les quedarán perdonados, a los que no se los perdonen, les quedarán sin perdonar. (Jn 20,22-23)
Cuando el sacerdote te absuelve de los pecados que se le han dicho, él dice: "Yo te absuelvo de tus pecados" En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Vaya en Paz. Que Dios te bendiga.
Confesáos unos a otros vuestros pecados para que seáis salvos. (Santiago 5, 16)
Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, fiel y justo es El para perdonar nuestros pecados y purificarnos de toda injusticia. Si decimos que no hemos pecado, le hacemos mentiroso y su palabra no está en nosotros. (1 Juan 1, 9-10)
Al confesarnos nuestro corazón y alma se sienten limpios y puros ante Dios. Nos sentimos dignos de recibir el Cuerpo y la Sangre de Cristo Jesús. La Confesión nos da la oportunidad de sentirnos mejor con nosotros mismos. Te exhortamos a que hagas un examen de conciencia el cual consiste en recordar los pecados cometidos después de la última Confesión bien hecha. La confesión nos aumenta la gracia santificante y nos vamos dando cuenta de cuando ofendemos a Dios y cuando no lo ofendemos; nuestro temor a Dios va aumentando porque reconocemos que El nos lo da todo y así estamos en amistad ante Dios; nos da fuerzas especiales para evitar el pecado y rechazar las tentaciones.
Pinche sobre el siguiente enlace para acceder a los pasos que debemos realizar en el sacramento de la Penitencia.
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